¿Nueva Propuesta misionológica o la
misma con otro enfoque?
Hoy en la sociedad todo el mundo
sabe de Dios y cree en Dios, hoy el hombre está cansado de vivir y no quiere
escuchar sino quiere ver, experimentar en su vida. Las evangelizaciones
históricas ya no dan casi efecto, entonces hoy, ¿cómo debemos presentar el
evangelio del Reino de Dios al mundo que no ha experimentado a Jesús en su
vida? Una alternativa a esta problemática es y debe ser la misión integral.
Sin embargo la iglesia, hoy en día
se desarrolla en una sociedad en verdadera crisis, pues existe una necesidad de
solucionar los problemas de la crisis matrimonial y familia, cada vez más
aumenta la necesidad de la búsqueda de Dios o de un dios, aumentan los escándalos de pobreza y exclusión social, y como
consecuencia de esto la iglesia necesita aumentar la comunión entre sus
miembros.
Una de las principales
preocupaciones de Jesús fue y sigue siendo la manera que su pueblo se relaciona
con el mundo (la sociedad no cristiana). Es por esto que existe una relación
multifacética entre la iglesia y el mundo: vivir en él, sin pertenecer a él,
siendo odiada por él, y a la vez enviada a él.
El vocablo misión significa que
alguien es enviado por alguien, viene del latín missio (la acción de enviar),
que puede corresponder al griego apostello (enviar). Lo cual quiere decir
enviar a alguien con una responsabilidad a un lugar determinado para cumplir
con su deber y obligaciones en las tareas encomendadas.
Sin embargo, desde hace mucho
tiempo se ha desarrollado una misión parcial, dividida y segmentada, donde lo
único que importa es ganar almas para Cristo, despreocupándose de que esas
personas tienen necesidades y problemas que no pueden ser resueltos de manera
inmediata como consecuencia del bautismo o la adhesión a cierto grupo
religioso. Por lo tanto es necesario empezar a hablar de misión integral. Según
John Stott,
"Se trata
de una expresión abreviada, útil para referirse a un concepto bíblico de lo que
Cristo envía a su pueblo a hacer en el mundo... somos enviados al mundo tanto
para testificar como para servir...y así como Dios es creador, redentor y Padre
que se preocupa por el bienestar espiritual y material de todos los seres
humanos y de toda su creación, así también debe ser nuestra misión como iglesia..."
Por otro lado Harold Segura C.
"Es un enfoque misionero que nos invita a cumplir la tarea por medio de
nuestras palabras (lo que enseñamos), nuestra vida (cómo vivimos) y nuestras
obras (lo que hacemos para expresar el amor de Dios al mundo)”
La palabra y actitud que encierra
el amor, y la acción por los demás es MISIÓN, la cual es posible si se integra
estas dos etapas pero sin caer en el extremismo, pues, si nos alejamos del
mundo perdemos contacto con él, en cambio, si nos adaptamos al mundo perdemos
la esencia de la misión. El objetivo de la misión es que, Jesús al igual que
fue enviado al mundo, Él nos envía a nosotros al mundo sometiéndonos a la
autoridad de Cristo (somos enviados, no nos ofrecemos voluntariamente), hasta
el punto de meternos en el mundo de los demás, inclusive llegar a humillarnos
hasta hacernos siervos de los demás, soportar el dolor de ser odiados por el
mundo pero lo más importante que llevemos las buenas nuevas con la gente en
donde se encuentre.
La misión auténtica es una actividad
abarcadora que abraza la evangelización y la acción social, y se niega a
permitir que se las mantenga divorciadas. La mayoría de los cristianos estamos
de acuerdo en que nuestras responsabilidades son tanto en la evangelización
como en el trabajo social; aunque siempre damos prioridad a la evangelización,
a que todas las personas tengan la oportunidad de aceptar a Jesucristo como su
Señor y Salvador; pero debemos tener conciencia de que la actividad social es
una consecuencia directa de la evangelización y es también uno de sus
principales objetivos; la actividad social también constituye un puente para la
evangelización, la actividad social acompaña a la evangelización como su social
y colaboradora.
Todos los seguidores de Jesucristo
tenemos la responsabilidad, según las oportunidades que se nos presenten tanto
de testificar como de servir. En base a esto se puede afirmar que en la iglesia
local sus miembros deberían ser alentados a formar grupos de estudio y acción,
según sus dones, llamados e intereses, para que cada grupo se ocupe de una
necesidad social, pastoral, de evangelización o cualquier actividad en particular.
La palabra “misión” es una
expresión abreviada, útil para hacer referencia a un concepto bíblico de lo que
Cristo envía a su pueblo a hacer en el mundo, sin limitar a la evangelización
que proclama el mensaje, aun cuando se sabe que éste tiene prioridad en la
iglesia.
La misión tiene su base en el
carácter de Dios porque es un Dios que se preocupa por el bienestar (espiritual
y material) de todos los seres humanos que ha creado; de modo que nos ruega que
escuchemos su palabra, que nos volvamos a Él en actitud de arrepentimiento y
recibir su perdón. No es una sorpresa ni situación accidental que los dos
grandes mandamientos de la Biblia sean amar a Dios y al prójimo. La misión
tiene como fundamento el ministerio y la enseñanza de Jesús. Él era un
predicador que anunciaba la venida del reino de Dios pero también demostraba su
arribo mediante sus obras poder y compasión de tal suerte que sus palabras
explicaban sus obras, y sus obras dramatizaban sus palabras. Otro pilar
importante en la misión es la comunicación ya que si la Palabra de Dios se hizo
visible, también deben hacerlo nuestras palabras, no podemos quedarnos
apartados de aquellos a quienes hablamos el evangelio, o ignorar su situación y
su contexto, tenemos que meternos en su realidad social y particular de sus
sufrimientos y sus luchas.
La misión tiene aplicaciones más
allá de nuestras consideraciones, por ejemplo en la política, sabiendo que, la
definición más amplia del vocablo política se refiere a la vida de la polis, la
ciudad, el arte de vivir conjuntamente en comunidad. En este sentido, todos
entonces estamos incluidos en la política, ya que Jesús nos llama a vivir en un
mundo secular. La acción política es una extrapolación legítima del énfasis
bíblico en las prioridades prácticas del amor. Una vez que somos nuevas
criaturas en Cristo y miembros de su nueva sociedad, debemos aceptar la
responsabilidad que nos da Él de impregnar la antigua sociedad con su sal y
luz.
Pero existen ciertos aspectos que
debemos tomar en cuenta al momento de realizar la misión integral. Como primer
paso es tener el inicio con Cristo, es decir las actividades que se realizan
deben ser cristocéntricas. Para ejercer este llamado debemos responder las
siguientes preguntas: ¿Quién es Jesús y qué vino a hacer?, ¿Qué nos mandó Jesús
a hacer?, ¿Cómo podemos como iglesia cumplir lo que nos mandó a hacer de mejor
forma?, y ¿Cómo desea Dios que yo ayude a servir en nuestra cultura? Para ser
una persona de misión no debemos preservar la tradición, la historia o los
distintivos que por toda la historia se ha venido acarreando. Para ser una
persona de misión no se debe ser parte exclusiva de un programa de misiones o
con ofrendas misioneras. Más bien depende de la relación que mantengamos con
Cristo. Pues Él es quien nos hace cristianos, y por lo tanto debemos vivir la
vida de Cristo ante nuestro mundo siendo el Espíritu Santo el que atrae a las
personas a Cristo.
Dios ha colocado cada iglesia en una comunidad por una razón.
Por lo tanto no se deben copiar los modelos para poder desarrollar el pleno
potencial del Reino. Se debe procurar renovar la visión de la iglesia, en base
a una nueva teología antes de considerar sus prácticas. Todo esto volviéndose a
las Escrituras, trazando bien la Palabra de verdad para así descubrir su propia
identidad.
La mayoría de las personas que
asisten a una iglesia no tienen una idea clara de lo que es la misión de la
iglesia. Contra esto, las congregaciones deben preguntarse ¿En qué manera
quiere Cristo que la iglesia cumpla su misión?, y ¿Cuál es la misión? Para esto
es menester que se defina el propósito de la iglesia, es decir ¿por qué existe
la iglesia?, ¿cuáles son las funciones de la iglesia? Pero lo más importante ¿cuáles
son las funciones que usted debe hacer que sean las de su iglesia y no
meramente un club o una secta?
Luego de esto, se deberá responder
¿Qué quiere Dios que seamos?, pues Dios ha dado dones, talentos, habilidades,
relaciones que necesitan ser expresados en la comunidad. Una vez definidos
estos aspectos, se determinarán las prioridades y por lo tanto se podrá
establecer la guía para llevar a cabo las decisiones. Sin embargo, se debe
también analizar la realidad congregacional, es decir definir quiénes son ahora
los que componen la iglesia. Para esto los líderes dela iglesia deben analizar
el perfil de quienes asisten a la congregación, se debe analizar cómo son
culturalmente, étnicamente económicamente… Sin embargo, como la iglesia se
desarrolla en la comunidad se debe analizar el contexto de la comunidad. La
mayoría de los líderes no tiene una idea precisa de cuál es la comunidad en la
que se desarrolla. Para trabajar con Dios en alcanzar a su comunidad, se debe
entender quiénes viven en el área de impacto del ministerio y para ello se debe
entender el lenguaje y la cultura de la gente que se pretende alcanzar.
Hay un testimonio que cuenta un tal
Tony Campo fue invitado a un barrio de Haití por un amigo, cuando llegó vio un
barrio sucio, alcohólicos, drogadicción, casas desarregladas, niños sucios, al
cabo de unos años volvió y se encontró con otra realidad; todo limpio, sin
droga, casas pintadas, etc. Pregunto a su amigo ¿qué paso? Y él le respondió:
"el cura infeliz del pueblo se metió con los carismáticos y se puso a
cambiar a la comunidad y la gente lo está siguiendo a él.
En base a este ejemplo, podemos
determinar que, la misión integral de la iglesia es:
Anunciar las buenas nuevas: Lucas
4:18 y 19. El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido ¿Para
qué? Para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los
quebrantados de corazón, pregonar libertad a los cautivos, vista a los ciegos,
libertad a los oprimidos y no solo para disfrutar en nuestros cultos
Denunciar el pecado y la injusticia:
Lucas 3:7, 8a, 10-14 (¡Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la
ira venidera?) Entonces, ¿qué haremos? Y respondiendo les dijo: el que tiene
dos túnicas, de al que no tiene; y el que tiene que comer, haga lo mismo.
Servir al prójimo: Lucas 10: 25 al
37 No hay duda que muchas iglesias no han logrado mantenerse al día con los
cambios de esta sociedad postmoderna. Sus cultos siguen siendo los mismos de
hace 20 años, pero la gente no piensa y vive como en los años 80, Nuestros jóvenes
no son los mismos Ellos son de la época informacional.
Pero por otro lado no podemos
olvidar la acción social como parte de la misión de la iglesia. El servicio
social es brindar asistencia a las necesidades humanas, son acciones generosas,
procurar servir a los individuos y familias, hacer obras de bien.
La acción social busca eliminar las
causas de las necesidades o de la pobreza, desarrollo de actividades políticas
y económicas, procura transformar las estructuras sociales, y defiende la
justicia. Y por lo tanto se convierte en una obligación de la iglesia.
Orlado Costas dijo
"El
contenido de un evangelio sin demandas en términos de justicia, paz y equidad
evoca a un Jesús que apacigua la conciencia, con una cruz que no causa
tropiezo, un reino ubicado en el más allá, un espíritu privatizado, un Dios de
bolsillo, una Biblia espiritualizada y una iglesia escapista. Su meta es lograr
una vida feliz, cómoda y exitosa, disponible a través del perdón de una
pecaminosidad abstracta por medio de la fe en un Cristo histórico."
La iglesia en este punto se encuentra
frente a dos posiciones. El escapismo, que significa dar la espalda a las
necesidades de este mundo, rechazarlo, lavarse las manos como Pilato, es
endurecer el corazón al clamor agónico de quienes piden ayuda. Y la segunda, compromiso,
volverse a los necesitados de este mundo, es ensuciarse, gastarse en el
servicio y sentir en lo más profundo de nuestro corazón el impulso del amor de
Dios.
Como conclusión diremos que la
iglesia está obligada a desarrollar e impulsar proyectos sociales que permitan
mejorar las condiciones sociales y espirituales tanto de los miembros así como
de la comunidad en la que se desarrolla la congregación. A lo largo del Nuevo
Testamento, Jesús y los apóstoles nos exhortan a cambiar esta sociedad desde
una perspectiva servicial o de ayuda para los demás.
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