MEMORIZAR LA PALABRA DE DIOS
Una manera más profunda de llevar la Palabra a tu corazón es memorizándola. Cuando tú recuerdas la Palabra, ella realmente está viviendo en ti, tú vives en ella y las promesas de Dios llegan a ser tu posesión personal « ¿Cómo puede el joven guardar puro su camino? Guardando tu palabra... En mi corazón he atesorado tu palabra, para no pecar contra ti. » (Sal 119:9,11 LBLA).
Hay varias razones para memorizar la Escritura. En el relato de la tentación de Jesús en el desierto (Mateo 4:1-11) Jesús nos dio su ejemplo. Él usó la Escritura como la espada del Espíritu contra Satanás aun cuando Satanás trató de hacer mal uso de ella como parte de la tentación. Memorizar la Escritura nos ayuda a ganar la victoria sobre el pecado. También nos ayuda a responder cuando la gente hace preguntas sobre su fe. «…estén siempre dispuestos a explicarle a la gente por qué ustedes confían en Cristo y en sus promesas. Pero háganlo con amabilidad y respeto…»
(1Pe 3:15-16a TLA)
Ser capaz de recitar la Escritura de corazón ayuda a meditar en ella y te da dirección para tu vida diaria en cualquier momento. Pero por sobre todo, el más grande beneficio de memorizar la Escritura viene de la obediencia a hacer lo que Dios ha ordenado. « Y estas palabras que yo te mando hoy queden grabadas en tu corazón.» (Deu 6:6 BSA)
COMO MEMORIZAR LA ESCRITURA
1. Escoge un versículo que hable de tu necesidad o que el Señor te indique.
2. Entiende el versículo. Léelo en su contexto y en diferentes traducciones o versiones.
3. Memoriza el versículo en tu versión favorita. Divídelo en frases naturales y significantes y apréndelo palabra por palabra. Si lo aprendes bien desde el principio, quedará en tu memoria, será fácil de revisar, te dará fortaleza cuando seas tentado y convencerás a la persona con la que tú estás compartiendo que puede confiar en ti. Memoriza la referencia (cita bíblica, libro, capítulo y versículo) dila antes y después del versículo para fijarla en tu memoria. Está siempre listo para dar la respuesta cuando alguien te pregunte dónde está ese versículo en la Biblia.
4. Desarrolla algunos refuerzos de la memoria para que te ayuden en recordar el versículo. Por ejemplo, puedes grabarlos en audio MP3 de modo que puedas escuchar. Deja una pausa larga después de cada versículo de modo que puedas practicar recitándolo. Luego graba el versículo una segunda vez de tal suerte que puedas volver a oírlo después que lo hayas recitado sin haber retrocedido el audio. Incluye referencias antes y después.
5. Localiza y subraya el versículo en tu Biblia de modo que puedas visualizarlo fácilmente en la página.
6. Escribe el versículo en una libreta o ponlo en tu celular incluyendo la referencia y el tópico correspondiente. Esto te permitirá relacionar el versículo a un tema en particular y te permitirá encontrarlo cuando necesitas recurrir a él.
7. Coloca el versículo escrito en un lugar prominente para poder leerlo mientras ejecutas otras tareas. Ponlo en el fregadero de la cocina, en el espejo del baño, en tu escritorio o en el tablero de instrumentos de tu auto para revisarlo cuando tengas que detenerte por los semáforos; o en cualquier otro lugar donde sea fácil verlo.
8. Medita en el versículo saboreando cada palabra. Di una y otra vez, enfatizando cada vez una palabra diferente. Cambia el sentido agregando la palabra NO al versículo. Esto te ayudará a ver la verdad positiva en contexto.
9. Usa estas actividades para fijar un versículo en tu mente: míralo en forma gráfica. Cántalo creando tu propia melodía. Preséntalo a Dios en oración. Practícalo haciéndole una parte de tu vida y úsalo todas las veces que te sea posible.
10. Repasa, repasa, repasa. Este es el secreto más importante de la memorización de la Escritura. Repasa un nuevo versículo al menos un vez al día durante seis semanas. Revisa el versículo semanalmente por las seis semanas y luego mensualmente por el resto de tu vida.
11. Que alguien controle tu habilidad para citar el versículo, o escríbelo de memoria y verifícalo personalmente.
12. Asegúrate que la memorización te resulte entretenida. Haz de ella un juego. Haz que la gente te pregunte por cualquier versículo que haya memorizado. Esto puede ser divertido si la otra persona está también memorizando la Escritura.
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