DISCRIMINACIÓN
DE GÉNERO Y VIOLENCIA SEXUAL
Esta historia nos muestrael declive moral en Israel en
el matrimonio, la hospitalidad, la moral sexual, el liderazgo, el derecho, la
guerra, la política y la religión; aspectos todos que se generan a partir de la
violencia sexual provocada a una concubina, producto de la gran discriminación
de género de la cual eran producto las mujeres.
Los sacerdotes,en la época de la ley mosaica poseían el
derechoal matrimonio al igual que el resto de hombres. Esta unión no fue
deshonrosa, aunque fue considerada como una relación secundaria o inferior,
poseía la esencia del matrimonio junto con todos sus derechos y deberes.La
sociedad israelita aceptaba que se tuviera concubinas, aun cuando esto no era
lo que Dios quería (Gen2:24).Una concubina poseía todos los deberes de una
esposa, no así los privilegios. Dado este hecho la concubina y sus hijos no
tenían los derechos de herencia que tenían legalmente una esposa y sus hijos
legítimos, en otras palabas –y aunque suene difícil- una concubina cumplía el
propósito de dar satisfacción sexual a un hombre, dar a éste hijos adicionales
y además brindar ayuda en el hogar y también haca el Estado.Las concubinas,en
su mayoría, eran prisioneras de guerras, esto no quita que también podía ser
israelitas.
En el Medio Oriente la hospitalidad es una regla,
aunque no escrita, pero se la tiene siempre presente. El código de honor de un
hombre se reflejaba en brindar la protección a su huésped a cualquier precio. Pero
es este relato este código de honor fue llevado al extremo del fanatismo.El
anciano prefirió la violación y el abuso de su hija y de la mujer de su
huésped, que un conflictoentre los vecinos y su sobrevalorado huésped. A los
dos hombres egoístas, les faltó coraje, pues no pensaron tan si quiera en afrontara
los vecinos del anciano por lo tanto y desobedecieron la Ley de Dios al permitir
el abuso y el asesinato de la concubina.
No satisfecho el levita con haber permitido la
violación y asesinato de su mujer, cometió un crimen al igual que los asesinos,
al cortar a su mujer en doce pedazos, y no contento repartirlos por todo
Israel, siendo tan culpable como quienes la mataron. El papel de la mujer ha
sido despreciado y desechado al punto que se la considera un objeto, o una
posesión más entre sus tantos bienes. Este conjunto de crímenesdesemboca en el
fracaso de Israel al vivir sin basarse en los principios morales de Dios, es
así que las leyes no se cumplieron y el crimen no tomó importancia para Israel.
La mente de los israelitas estaba llena de perversión moral y desorden, lo que
ocasionó que se tome una decisión –igualmente violenta y hasta cierto
puntogenocida al tratar de eliminar toda una tribu- sólo cuando los hechos
salieron de sus manos o fueron lo suficientemente graves ante su moralidad
deteriorada.
Es así que los jefes benjamitas, llenos de orgullo, no
admitieron que algunos de su tribu habían caído tan bajo. En cualquier caso, no
habrían escuchado al resto de Israel ni entregado a los criminales. Eran más
fieles a su tribu y su moralidad perversa que a la obediencia a Dios,
convirtiéndose así también en criminales, pues fueron cómplices de este acto.
Todo esto determina una sangrienta guerra civil, entre pueblos hermanos. Los
efectos de la violación y del asesinato debieron haber sido resueltos en el
pueblo donde ocurrieron estos crímenes. Pero la gente del lugar justificó el
crimen y lo defendió llegando al puno de librar una guerra con las demás
tribus.
Llenos de emoción y sed de venganza destruyeron a otro
pueblo hermano, acción justificada tal vez por un voto realizado entre ellos de
destruir a quienes no ayuden en la aniquilación de los bejamitas, y por otro
lado la búsqueda mujeres solteras para evitar la desaparición de la tribu de
Benjamín. Al igual que en un principio la tribu de Benjamín defendió a capa y
espada a su tribu, las demás comunidades israelitas se defendieron pasando por
alto la obediencia a Dios, siempre justificando sus malas acciones a fin de
corregir los hechos y errores violentos del pasado.
Ya en el siglo XXI, época de avances tecnológicos y
científicos innumerables que han permitido el desarrollo de la sociedad,
seguimos comportándonos como los pueblos y personajes de Jueces 19-2, pues cada
individuo, sociedad, comunidad, pueblo, organización son la autoridad suprema
dejando a un lado de nuestras vidas a Dios. Ciegos por el egoísmo, y con deseos
de satisfacer las necesidades personales, no importan las acciones que se
lleven a cabo para conseguir la meta, es aquí donde cabe perfectamente la
frase: el fin justifica los medios.
La mujer sigue siendo muchas veces degradada y tratada
como un objeto, como una posesión más, a pesar de tantas normativas y proyectos
por la equidad de género, lo que ocasiona violencia de género y como en Jueces
19-21, la violencia genera más violencia, hasta el punto en que la venganza
ciega a las personas y puede llegar a cometer crímenes. Cuando los problemas
que no tienen solución se debe actuar inmediatamente, con sabiduría y seguridad
para prevenir que la situación escape de nuestro control y se convierta así en
conflictos mayores.
Comentarios
Publicar un comentario