Los Secretos del Centurión Romano
Exégesis Socio-política de Mateo 8:5-15
El
centurión era un oficial con cargos administrativos, tácticos, que es
seleccionado por su tamaño, personalidad de resistencia, templanza y mando,
capaz de mantener el orden y la disciplina de sus soldados y obligarlos a
mantenerse limpios y bien vestidos. El pago que recibían eran significativos
alrededor de 18 000 sestercios en el siglo II.
La
mayoría de estos soldados provenían de una cultura pagana. Eran hombres por
encima de la media en educación y habilidad, por este motivo formaban un grupo
cerrado y leal con el emperador romano. No era frecuente verlos en la calle o
en los pueblos. Por este motivo el pueblo miraba con odio y desconfianza a los
soldados en todas sus categorías.
Cuando
Jesús pide que no se utilice la actitud del ojo por ojo, práctica común del
mundo mediterráneo, y por demás decirlo es la viva expresión de la naturaleza
humana, emplea una frase mucho más impactante el no devolver mal con mal (Mt
5:39-41). Estas palabras se refieren exclusivamente al servicio obligatorio que
el ejército romano aplicaba a los judíos: obligarles a llevar cierto peso a lo
largo de dos kilómetros. En lugar de forcejear o de oponerse a tal trato, Jesús
pide que respondan con amor a tal requerimiento.
Es
en este fondo en el que se desarrolla el relato del centurión. Muy aparte de
satanizar a los soldados, Jesús muestra en es este relato un tipo de fe que no
se puede expresar en la victoria militar, sino en la curación de un amigo
enfermo.
El
centurión es un soldado acostumbrado a mandar y a ser obedecido, tanto en el
plano civil como en lo militar. A pesar de que es capaz de decidir sobre la
vida o muerte de los hombres en una batalla, se ve vulnerado por la enfermedad
de su pais. Esto demuestra que el
centurión sentía un gran aprecio por su siervo.
En
este texto se presenta al centurión como un pagano que creen en el poder
sanador de Jesús, pero sin la necesidad de convertirse al judaísmo o
cristianismo.
Mucho
se habla de pais como un criado-amado, más joven quien le servía de asistente y
para muchos escritores incluso llega a convertirse en pareja sexual. En la traducción Q, se presenta como un amado,
algo normal en el contexto militar donde se desarrolla este relato.
Bajo
este contexto el centurión demuestra su absoluta fe en Jesús. No pide visitas,
gestos, rituales, signos, nada. Simplemente que Jesús ordene la salud del
criado. Sabe que eso basta. Para confirmar su fe el centurión hace una
reflexión y su convicción de que si él, que no es importante, es obedecido al
instante por sus subalternos, cuánto más será obedecido Jesús que es el Señor
de todos.
Esta
condición del Centurión debió causar bastantes cuestionamientos y críticas,
tanto de judíos hacia Jesús como de gentiles hacia el centurión, aunque los
romanos eran más abiertos a las creencias (coexistencia de creencias) de varias
religiones. Que el Centurión reconociera a Jesús como Señor puede responder al
orden religioso exclusivamente, y que éste se disociara del orden militar. El
pasaje no dice cómo sigue la historia del Centurión.
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