BASADO EN ROMANOS 6:12-13; 7:1-12, Y EL PSICOANÁLISIS DE FREUD
Freud afirma que La energía de la personalidad humana proviene de dos clases de impulsos poderosos: los de la vida y los de la muerte; así mismo para Pablo los dos impulsos que pueden llegar a manejar al ser humano son el pecado y la obediencia a Dios, los cuales corresponden de una manera espiritual a la teoría psicoanalítica de Freud.
En cuanto a la estructura de la personalidad de Freud:
- Ello (id) es la parte primitiva, desorganizada e innata de la personalidad, pero para la teología paulina esto viene a ser el pecado, nuestras concupiscencias que en muchos de los casos nos llegan a gobernar y esto es a lo que Pablo escribe en Romanos 6:12,13. Para Pablo son las concupiscencias pero Freud llama a esto nuestros impulsos, necesidades y deseos más elementales, pero tanto para Pablo como para Freud esto no se considera como sinónimo de inconsciente.
- Ego (yo) tiene como fin el cumplir con los deseos y demandas del Ello, EL ego evoluciona según la edad, Pablo en los versículos 5 y 6 de Romanos 7, nos manifiesta: “Cuando vivíamos sin poder dominar nuestros malos deseos, la ley sólo servía para que deseáramos hacer más lo malo. Y así, todo lo que hacíamos nos separaba más de Dios. Pero ahora la ley ya no puede controlarnos. Es como si estuviéramos muertos. Somos libres, y podemos servir a Dios de manera distinta. Ya no lo hacemos como antes, cuando obedecíamos la antigua ley, sino que ahora obedecemos al Espíritu Santo. Esto nos muestra al igual que Freud una evolución o una maduración de nuestra personalidad en función de la obediencia a Dios; es esta evolución la que nos permite obedecer y servir a Dios de corazón y dar una adoración en espíritu y en verdad.
Superego (super yo) es la parte que contrarresta al Ello. El superego está formado por la conciencia moral, para Pablo en Romanos 7:9-11, Cuando yo todavía no conocía la ley, vivía tranquilo; pero cuando conocí la ley, me di cuenta de que era un gran pecador y de que vivía alejado de Dios. Fue así como la ley, que debió haberme dado la vida eterna, más bien me dio la muerte eterna. Porque el pecado usó la ley para engañarme, y con esa misma ley me alejó de Dios. Podemos decir, entonces, que la ley viene de Dios, y que cada uno de sus mandatos es bueno y justo; se manifiesta el superego en el reconocimiento del pecado y el papel de la Ley de Dios a fin de conseguir la vida eterna. Freud además manifiesta el ideal del yo como parte del superego, esto en la teología paulina se refleja en el cristiano que cada vez mas se acerca al ejemplo de Cristo quien es nuestro máximo modelo quien manifiesta las conductas apropiadas, aprobadas y recompensadas.
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